Imagen de perfilY se llama Esperanza

Juan Camilo Ramírez 

Los telediarios te envolvían en el tejido del desasosiego, dejándote a un paso de la desilusión ante tanta maldad y corrupción disfrazada de legalidad, hasta que ella se hizo visible en tu panorama, una chica de mirada tan triste, que parecía imposible creer que alguna vez sus ojos oscuros hubiesen conocido la alegría. Llevaba una alcancía entre sus manos. “He visto en internet, que esta es una de las mejores firmas de abogados”, te dice con una voz que casi imita tu estado de ánimo. “Necesito emanciparme de mi madre, para librarme del riesgo que implica mi padrastro. Sé que sus honorarios son altos, por eso he traído mi marranito”. Entonces vuelve a ti el propósito, debes preservar la furia rampante por la que escogiste esta profesión. “Guarda tu alcancía, pequeña, porque no la necesitas para que juntas, hagamos justicia en tu caso”.

 

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1 comentario

  • «Maldad y corrupción disfrazadas de legalidad», una rueda a la que la maquinaria de la justicia debería ser ajena, aunque surgen dudas de que sea así en todos los casos. La mirada limpia y sincera de una niña puede parecer llena de ingenuidad, pero ha abierto los ojos de esta abogada, hacia un ideal que va más allá del legítimo beneficio monetario.
    Un relato sobre una niña que hace honor a su nombre, un ideal a tener siempre en cuenta.
    Un saludo y suerte, Juan