Desnudo
Carolina Navarro DiestreMi pesadilla era quedarme desnudo durante un juicio. De forma recurrente me encontraba frente al tribunal y en un momento dado perdía la ropa. Pero en mis sueños no detenía mi alegato y proseguía con mi alocución huérfano de tejido, mi vergüenza visible para toda la sala. A menudo el juez señalaba mi falta de abrigo y yo despertaba de modo brusco; otras veces, en cambio, el tribunal en pleno estallaba en carcajadas y la humillación me devolvía al mundo de la vigilia. Cuando ocurría esto, no podía volver a dormir. Envuelto en sudor, aguardaba a que comenzase mi rutina. Todavía congestionado de angustia, salía al exterior y esperaba que los cascabeleantes pitidos de los semáforos me abriesen paso. Sólo cuando se desvanecía el riesgo, arrojaba adelante mi bastón. Entonces me palpaba con cuidado, como intentado preservar mi solidez; comprobando de nuevo, manías de pobre abogado ciego, haber salido vestido.
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Me gusta mucho tu historia, Carolina. No he podido evitar acordarme de un compañero de carrera invidente. Menudo mérito. Mi voto para tu letrado ciego.
Muchas gracias por tus palabras.
Los sueños parecen desvaríos de la mente, historias que creamos de forma inconsciente, aunque dicen mucho sobre nuestros temores, bien interpretados, ayudan a conocernos a nosotros mismos, a aceptarnos y/o a mejorar. Los de tu protagonista vienen dados por su minusvalía física. Aunque seguro que, en la vida real, sabe compensar esa carencia con profesionalidad, sin quedarse desnudo de argumentos.
Un abrazo y suerte, Carolina
Suerte a ti también. Muchas gracias.
Precioso relato, Carolina. Describes perfectamente esa sensación de angustia y desventaja, y el espíritu de superación. Enhorabuena, mi voto y un abrazo
Gracias, Nicolás. Agradecida por tus palabras.
El loco mundo de los sueños, en este caso reflejado en la angustia de un abogado invidente. Me ha sorprendido. Te voto y te deseo suerte. Saludos.
Muy amable. Un abrazo, Maribel.