Imagen de perfilÁNGEL O DEMONIO

Amparo Martínez Alonso 

Me recriminas que ya tienes edad suficiente para que deje de vigilar lo que tecleas al ordenador, hablas por teléfono o sacas de la nevera, y que estas harto de que te espíe en la calle, el bufete o el gimnasio… Te explico que todo lo hago por ti; que me preocupa tu seguridad, tu salud y bienestar. Además, mi obligación, como la de cualquier madre, consiste en velar, proteger y luchar por el porvenir y futuro de mi prole. Y, aunque no me escuchas, sigo, incansable, a tu lado: ayudando, guiando, facilitándote el día a día; tratando de evitarte trabajo, posibles errores, competencias; mostrándote el acceso a la buena vida.

Pero, tú, como hiciera tu padre, prefieres el camino tortuoso, aburrido y serio que predica la otra: la ciega, la estirada y exigente, la equilibrada, la justa…. ¡Nunca entenderé a los humanos, y menos a los abogados!

 

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