Roja directa
Esperanza Tirado JiménezTodos somos iguales ante la ley, se dice siempre. Pero, a la hora de conciliar horario laboral y familiar, la barrera se coloca en la puerta de la cocina.
Mi marido, abogado con muchos años de ejercicio profesional, siente un pánico atroz ante la visión de ‘nuestro’ carrito de la compra. Y ya no le hablen de distinguir un tomate de una berenjena o de cocer unos macarrones al dente.
Eso sí, cada vez que tiene oportunidad, se saca del bolsillo interior de la chaqueta unas tarjetas con resúmenes de todas las leyes de género promulgadas. Y presume, ante amigos y conocidos, de lo correctísimamente que aplica lo establecido en ellas en todos los casos que le son asignados en su juzgado.
Pero hay veces que, cuando llega tarde a casa, es a mí a quien le gustaría sacar otras tarjetas. Dos amarillas. O una roja directa.
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O simplemente no convocarlo para el partido, ja, ja, ja. Muy buen relato que ironiza sobre el reparto equitativo de las obligaciones. Para teorizar solo hace falta verborrea, para ponerlo en práctica, responsabilidad. Te mando mi voto, Esperanza. Abrazos.
Si es que hay jugadores que no se merecen ni salir del túnel de vestuarios…
Gracias Salvador.
Un abrazo.
¡Qué bueno!
¡Gracias!
Muy bueno Esperanza, obligaciones las mínimas para algunos. Tarjeta roja directa..¡¡sin dudarlo!!. Te mando mi voto y un beso grande
O jugamos todos o se pincha la pelota, que se decía antes :)
Gracias Yoya. Un beso
Conocer las leyes no significa saber aplicarlas
Buen relato, Esperanza.
Un abrazo
Mucha teoría pero poca práctica. En el equilibrio está el quid de la cuestión.
Un abrazo Ángel
Pues me ha encantado Esperanza porque además de buenísimo relato sigue siendo (desgraciadamente) una verdad como un templo en un tanto por ciento muy grande. Felicidades y toda la suerte!
Besos!!
Pues sí, en estos tiempos seguimos sin avanzar en estas cuestiones. Que deberían estar más que superadas.
Gracias Sandra. Besos
Me ha hecho pensar. Un voto .
Pues, aparte de tu voto, ya he conseguido algo.
Me alegra que mi relato te haya interesado.
Gracias
Darte un voto, Esperanza, implica también sacarle otra tarjeta roja al interfecto, el que se hace chuletas jurídicas para pasar los exámenes oficiales cuando no supera la evaluación continua de la convivencia. Al final, va a batir todos los récords del Comité de Competición.
Suerte.
Hay muchos interfectos que se merecerían más de una tarjeta de aviso.
Gracias Manuel.
Suerte para tí
Muy bueno, Esperanza. Tu relato refleja, con un toque de ironía, la pura realidad.
Un abrazo.
Muchas gracias Ernestina.
Un abrazo de vuelta.