Imagen de perfilHORMONAS Y DIVORCIOS

Miguel Angel Zarzuela Ramírez 

Llevaban un mes y resultaba insoportable. Caricias permanentes, comida del mismo plato, besos cada minuto… Encendí disimuladamente mi medidor de oxitocina marca Acme y lo acerqué con discreción. El led se iluminó en verde brillante… tenían los niveles por las nubes. Yo, abogado especializado en divorcios, sonreía y asentía a todos sus comentarios sobre amor eterno, planes de futuro y Los Puentes de Madison… Clientes potenciales, sin duda.

Un año más tarde volvíamos a cenar juntos y el cambio era evidente. La lucecita del aparato se iluminó esta vez en rojo y mostró niveles muy bajos. Se esforzaban en trasmitir el mismo enamoramiento pero eso era ya químicamente imposible (sabía que la conservación de aquellos niveles hormonales no duraría mucho).

Ella se disculpó para ir al baño y, aunque no quise promover conversación alguna sobre el tema, fue él quien me pidió que fuera preparando los papeles del divorcio.

 

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