Ávalon
Julio Montesinos BarriosÁvalon fue el nombre elegido por la comunidad primigenia para aquel paraje idílico desde el que impulsar el crecimiento sostenido, inclusivo y sostenible. Un guiño a la isla mitológica que, gracias a la educación y carácter innovador de sus integrantes, se hizo realidad.
La correcta gestión de los recursos naturales y el cumplimiento de las normas fomentaron el progreso de Ávalon. Como jurista, asumí la responsabilidad de administrar justicia con equidad y sentido común. El beneficio colectivo era el valor más importante.
Hasta que la generación de excedentes trajo la abundancia, los cargos administrativos, recaudadores de tributos, políticos, empresarios… Las leyes se relajaron. El juego le ganó la partida a la sostenibilidad. Renuncié a mi cargo de juez tras leer un informe con licencias para cinco nuevos casinos. Un rótulo luminoso da la bienvenida a sus miles de visitantes, nutriendo su fluorescencia con el amargo gas de los sueños perdidos.
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Buen relato y excelente final. (Ojalá estemos a tiempo de cambiarlo en la realidad).
Muchas gracias, Margarita. Los inicios de todo suelen ser esperanzadores e idealistas, luego llega el dinero y generalmente se estropean las cosas ..
Julio, esa es la evolución natural de la civilización. Por muchas veces que empezásemos de cero surgirían de nuevo las mismas desviaciones. Mi voto y un abrazo.
Muchas gracias, Esteban. Totalmente de acuerdo contigo por el comentario. Un abrazo
Qué pena que hasta Ávalon termine así. Muy bueno, Julio, mi voto y suerte!
Muchas gracias, Pablo.
Ojalá ese «amargo gas de los sueños perdidos» se diluya con el aire limpio de la esperanza. Mi voto.
Muchas gracias Ángel. Y sí, estaría muy bien que sucediese tu propuesta. Un abrazo.