Imagen de perfilABOGADA COMO TÚ, MAMÁ

juan perez morala 

Nerea estaba ya en segundo de educación secundaria. Si algo sorprendía a su madre, abogada penalista, era su afición a la lectura. Quizás porque le gustaba leer las grandes novelas juveniles, de Verne, Carroll, Dickens, etc, la niña descollaba en imaginación.

Pero la cosa no quedaba ahí, porque lo más curioso es que se leía cuanta jurisprudencia penal caía en sus manos. Y a esto su madre no le hubiera dado valor, a no ser que, para asombro suyo, de algunos de sus casos más importantes, su hija se inspiraba para escribir pequeñas novelas. La chiquilla, con su sentido innovador, cambiaba los escenarios y los personajes; retocaba las tramas, y los desenlaces no siempre coincidían con el sentido de equidad y justicia del tribunal que sentenciaba.

Una tarde, estando sentada en una terraza del madrileño parque del Retiro, la pequeña sorprendía a sus padres: “quiero ser abogada como tú, mamá”.

 

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