Imagen de perfilTIZONA FRENTE A COLADA

juan perez morala 

El fiscal jefe de esa Audiencia, ley y jurisprudencia corriendo por su sangre, abrió su cartera, miró a la abogada defensora y, con un rictus de sorpresa, arqueó su ceja izquierda, justo la que iba por libre en su lenguaje corporal. Era su forma refleja, instintiva, de decir que, si quería hacer, como era usual en él, un papel eficaz y brillante, esta vez debería gestionar su intervención procesal, con la cautela y la “lex artis” del mejor cirujano cardiovascular.

Tenía enfrente a una profesional como la copa del ciprés de Silos, y tendría que esgrimir su mejor recital.

La letrada era una “rara avis”. Sabía de alta cocina, podía recitar docenas de versos de la antología poética universal, esquiar en alta montaña, etc. Bordaba los juicios y éste prometía.

Espadas jurídicas en alto. Pero el magistrado, en tono amable, ordenó desalojar la Sala. La primera audiencia no sería pública.

 

+47

 

Queremos saber tu opinión

6 comentarios