VIVIR ESPERANDO
Eva María Cardona GuaschRecién colegiado, desde un modesto despacho, confiaba en que la clientela llegaría. Así fue. Lentamente, el bufete se llenó de vida. Vinieron años intensos, apurando plazos, aguardando señalamientos; soportando retrasos procesales, nervios a las puertas de la Sala. Controlaba la impaciencia ante la notificación de cada sentencia, aspirando a quedar en el bando victorioso. Pero no podía ni quería repudiar aquel desasosiego, aquella permanente tensión, para mi, vital.
La memoria ya me falla y vivo en una convalecencia permanente. Irremediablemente, me ha alcanzado la jubilación (tardía, eso sí).
El día de la despedida, los colegas me homenajean, alzan sus copas, me exhortan a intervenir. No dudo en contestar al requerimiento a modo de postrera constatación: “Ahora que lo pienso, caigo en la cuenta de que el verbo de mi vida ha sido esperar”.
“Y sólo me queda un plazo”, pienso para mis adentros para no aguar la fiesta.
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Eva María, el protagonista de tu relato ha tardado en descubrir qué es lo importante en la vida, pero está a tiempo de rectificar.
Buen relato y te deseo mucha suerte. Te dejo mi voto.
Gracias, PIlar.
También te deseo suerte con tu historia, una historia del día a día, un tema muy presente en nuestra sociedad. Tu lo cuentas con gran soltura y un ritmo. Muy bien construido.
Lo dicho: suerte y a seguir escribiendo.
apurando plazos, aguardando señalamientos; soportando retrasos procesales, nervios a las puertas de la Sala….. Pero no podía ni quería repudiar aquel desasosiego, aquella permanente tensión, para mi, vital.
Tú si que sabes de qué va ésto. Droga dura… Tu relato es un retrato milimétrico de cualquier compañero. Con un final entrañable e inevitable. Muchísima suerte.