PRUEBA DE CARGO
Javier Puchades SanmartinCuando preparo los juicios, tengo un amplio glosario de términos adecuados para cada caso que llevo entre manos. Pero, si las víctimas son niños, debo tomar las máximas precauciones con el lenguaje, ya que puedes pasar de héroe a villano por el uso de un vocablo inadecuado.
Aquella mañana de agosto, la situación se complicó más dado que el damnificado era mi hijo Daniel. Entre sollozos, me contó que el asaltante se abalanzó sobre él nada más lo vio y le arrebató lo que portaba entre sus manos sin darle tiempo a reaccionar. Debía de tener cuidado, ya que en ocasiones los niños exageran sus percepciones. Como medida cautelar logré encerrar al presunto agresor. Tenía que obtener pruebas irrefutables de que ese era el autor del delito perpetrado.
Finalmente, pude sentenciar al culpable sin ninguna duda. Encontré restos de helado de vainilla en el hocico de nuestro perro Picapleitos.
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Javier, hay pruebas que son irrefutables. Jajaja.
Excelente relato.
Besos muy muy apretados.
Pilar, muchísimas gracias por tu comentario.
Hay pruebas que dejan mancha… jajaja.
Muchos besos.
¡Pobre Daniel! Con lo rico que le estaría sabiendo el helado…
Muy divertido, Javier.
Besos estivales.
Margarita, muchas gracias por tu comentario.
Habrá que preguntarle a «Picapleitos» si estaba bueno el helado.
Besos.
jajaja, con un gato no te hubiera ocurrido eso porque no les atrae lo dulce.
Feliciades por el micro y mucha suerte Javier
Un saludo y mi voto
María Dolores, muchas gracias por tu comentario.
Pues sí, voy a comprarme un gato.
Un saludo.
Un relato tierno y con su dosis de humor que se agradece entre tanto drama.
¡Suerte!
Par de abrazos.
Lola, muchas gracias por tu comentario.
Un abrazo enorme.
Me gusta la situación, el desconcierto inicial, el desenlace y, cómo no, la forma de contarlo. Ah, y el nombre de tu perro. Enhorabuena!
Muchas gracias por tu comentario, Ángel.
Pues me costó encontrar el nombre para mi perro.
Un abrazo.
Hola, Javier.
Qué no haría un padre por un hijo y más si ese padre es abogado. Me encanta la construcción de la escena, las palabras que vas introduciendo en la misma para que avancemos por el texto y la resolución. Esos restos de vainilla en el hocico son maravillosos. Nos llevas al mundo de la infancia desde la legalidad. Es un micro delicioso. Felicidades y suerte.
Un abrazo enorme.
Towanda, muchísimas gracias por tu comentario.
Besos.