Imagen de perfilVACACIONES MENTALES

Eduardo Martín Zurita 

Elegir el modelo de maillot: a flores, a rayas o liso y plantarse en cualquier playa, con bandera azul, sin otra pretensión que tumbarse en la arena para ponerse moreno; incorporarse y dar un sorbo al refresco y saborear esas crujientes patatas fritas; pasear la percha de abogado defensor y hacerse cargo de lo que la raza mejora, contemplando a las bañistas; zambullirse en el agua, bucear fascinado por los colores del fondo marino, nadar a mariposa, como en los tiempos de estudiante; salir y sacudirse lo mismo que un perrillo. El yodo, la brisa, disponer del tiempo para poder ir uno a su bola…
Todo eso está muy bien y resulta salutífero, pero no es para mí, Ulises surcando mares y océanos en busca de su Ítaca jurídica. Los repertorios de jurisprudencia y legislación están ahí, ajenos a las vacaciones judiciales, como sirenas a cuyos cantos no puedo sustraerme.

 

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