Imagen de perfilTONTEANDO NUEVAMENTE

Almudena Horcajo Sanz 

Sin apenas conocerse, pasaron de tontear en los juzgados a vivir juntos. La convivencia fue un fracaso. Detrás de pequeños detalles, como que siempre enviudaba algún calcetín después de la colada, o que el cactus estaba seco, podíamos encontrar un buen número de malos usos y peores costumbres que nada tenían que ver con el derecho consuetudinario, como muy bien sabían ellos aunque su herramienta principal de trabajo fuese la norma escrita.
En el día a día, optaron por representar, con vehemencia y sin medir las consecuencias, el papel de acusador o defensor según su conveniencia. La relación se deterioró rápidamente. Conscientes de que la peor solución era continuar, eligieron la ruptura.
Repartidos los bienes, en ambos ha quedado un cierto resquemor al considerarse el más desfavorecido. Afortunadamente, de ánimo andan bien, convencidos de que las cosas no siempre salen a la primera, cada uno por su lado tontea nuevamente.

 

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