Defensa a sangre
Juan Manuel Chica Cruz Con seguridad, otro lío de drogas. No sé cuando pasó de maleante a delincuente. Matiz difícil de discernir como el paso del agua tibia a fría. Tampoco sé cuantas veces le evité la cárcel. Mis esfuerzos para dejarlo solo en presunto ahorraban sufrimientos a mamá pero daban más probabilidades de que regresara antes a la cárcel.
Siempre decía igual: “Prometo ser bueno”. Y yo le creía.
Esta vez fue diferente. Balbuceaba algo de un asesinato involuntario. Me miraba como cuando de pequeños hacía trastadas y durante la merienda sentados cada uno en un taburete decía: “Tú, calla. No se lo digas a mamá”.
De eso pasaron treinta años y su promesa un eterno incumplimiento. Dejé de creerle, pero se agarra a mí como náufrago a un madero porque sigo siendo su hermano mayor. Miro al cielo y pensando en mamá le digo: “Prometo ser bueno. Tú, calla”. Soy tú abogado.
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Hola, Juan Manuel.
Una historia emotiva de dos hermanos con vidas tan diferentes. Me gusta mucho esa frase «no sé cuando pasó de maleante a delincuente», porque ahí está el quiz de todo.
Muchísima suerte con este micro.
Un abrazo.
Hola Towanda, muchísimas gracias por tus palabras y el que te guste esa frase. Un cordial saludo. Me encantan tus microrrelatos. Todavía me está dando vueltas por la cabeza «Con lo grande que era el campus».
Sí que era grande ese Campus, jajaja.
Dos facetas del silencio:el cómplice y el del que evita aquello de «por la boca muere el pez» o «todo lo que diga podrá ser utilizado en su contra». Y dos aspectos de la bondad: la personal y la profesional. Excelentes estos contrastes.
Hay una erratilla, que podría corregir la organización: «tu (con tilde) abogado».
Suerte, Juan Manuel.
Muchas gracias y lo mismo te deseo para tu microrrelato y y su protagonista, que ya veo que van muy bien. Gracias por tus comentarios. No pocas veces es mejor callar que hablar. Y gracias por la apreciación en la errata no es la única, pero en fin, como dice el adagio latino: Errare humanum est. Un cordial saludo, Manuel.
Enhorabuena por tu relato. A veces resulta inexplicable cómo las vidas de los hermanos divergen y cómo hay una obligación moral de acudir en auxilio de la oveja negra, aún a regañadientes.
Suerte.
Hola, Juan Manuel!
Enhorabuena por tu relato, me ha gustado mucho; las intervenciones directas le aportan mucha cercanía y familiaridad.
Muy bien hilado!!
Que tengas mucha suerte… de momento, te dejo mi voto!!
Un abrazo
Marta