Imagen de perfilLA TOGA ARTIFICIAL

MONICA CRISTOBAL ALVAREZ 

El robot Toguix3 entra en la sala. La inteligencia artificial ha llegado a los juzgados y amenaza con erradicar nuestros empleos. El abogado contrario, humano, se siente vulnerable ante ese amasijo de cables.
En sus alegatos, Toguix3 recita todos los artículos de aplicación, sentencias dictadas hasta la fecha y doctrina relevante.
El juez supremo sabe que toda la población está hoy pendiente de él y se siente inferior ante el exagerado conocimiento del robot sobre la materia.
Así que sentencia, sin posibilidad de recurso y para toda jurisdicción, que los seres sin sentimiento no tendrán la oportunidad de ejercer la defensa legal, porque emoción y derecho son un algoritmo indestructible.
No calibró que el big data había absorbido el alma de la toga que los letrados humanos habían desterrado.
Ahora, en los juzgados, sólo defienden los Toguix3 y los colegios de abogados están enterrados bajo los escombros de ordenadores fundidos.

 

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