Imagen de perfilA él y sólo a él

Maria Luisa González Brito 

Contemplaba mi anillo con discreción. Había pertenecido a mi familia durante generaciones y mi padre me lo regaló el día en que aprobé las oposiciones a juez. Nunca olvidaré sus palabras: «Te ayudará a recordar, cada vez que lo mires, que a partir de ahora eres como el médico, la vida de las personas estará en tus manos, actúa siempre con razón y justicia, hijo». Desde ese momento decidí censurar todo lo malo de mi vida y abogar por un futuro con albarán.
Él, con su pelo blanco, su bastón entre las manos, dispuesto a recibir un homenaje por su brillante carrera profesional, me hacía sentir orgulloso porque me había enseñado no sólo ese complicado idioma jurídico que desde pequeño había escuchado sino que además había sido ejemplo vivo de extraordinaria oratoria para mí.
Ahora, sentado junto a él, aplaudo al sabio juez, a él y su maravillosa vida.

 

+1

 

Queremos saber tu opinión