Imagen de perfilUn reencuentro inesperado

Jose Maria Arroyo Villarrubia 

Jamás olvidaré nuestro reencuentro.

Nuestro país era portada mundial por una alambrada. Seres humanos, buscando una vida digna, vivían confinados en un campo de hedor, miseria y peligros.

Necesitaba verlo con mis ojos, así que un viernes me presenté allí.

Iba paseando junto a aquella barbarie cuando nuestras miradas se cruzaron. Estaba sentado, con un pantalón roto y sin camisa.

Hacía unas semanas me había escrito anunciándome su intención de venir a España.

– Una locura de adolescente – Pensé.

En su cara, desgastada por el sufrimiento y familiares enterrados, no quedaba rastro del pequeño cuya familia me acogió de voluntario y que un día, junto al mar, me dijo:

– De mayor, quiero ser abogado como tu.

He vuelto cada viernes. Duermo en un saco junto a él; fumamos y hablamos de fútbol.

Hoy será diferente. Le han concedido la condición de refugiado.

 

+1

 

Queremos saber tu opinión