Imagen de perfilMI SECUOYA FAMILIAR

Francisco Javier García Ballesteros 

Llegó el día. Aquí estoy… Viejo, solo… Sentado en el porche de mi casa con las vistas de Doñana al fondo. Mi secuoya se alza majestuoso en mitad del jardín, cercano a la valla que separa mi propiedad de la inmensidad de un bosque exterior. Mis abogados han fracasado tras un largo pleito contra la Administración. Hemos tenido que proteger este árbol desde que le vimos brotar hasta que ellos iniciaron la lucha por arrebatármelo. Esa “fauna” de voraces picapleitos dicen que mi secuoya es una amenaza al ecosistema, sin demostrar absolutamente nada. Se limitaron a ofrecerme mil soluciones a cambio de mi preciado árbol. Nunca sabrán que mis padres y abuelos yacen a sus raíces, en el subsuelo desde donde alimentan y dan vida a mi robusta propiedad. Este es mi sitio. Aquí les espero, sentado en mi butaca con la vieja escopeta de mi abuelo en el regazo…

 

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