EN CASA
LOLA SANABRIA GARCÍATe lo dije, te dije que me pasaba a la competencia. Mejores condiciones laborales en el nuevo bufete de abogados. Pero no quisiste creerme. Decías que no daba la talla. Me asignaron aquel caso tan importante y fue mi gran victoria. No lo supiste encajar y, a mi pesar, tuve que dejar nuestra casa. A bocajarro, así me abordaste, a la salida del ambulatorio, mientras me ocupaba de contener con un algodón la sangre tras la extracción para un análisis. Comunicar conmigo a través de mensajes al móvil era imposible. Te los escupía, dijiste. Ahora afirmas que estoy en casa. Pero aquí no puedo ni rebullirme, mezclada con todas aquellas brillantes colegas desaparecidas. Sí, claro, reconozco la repisa de la chimenea sobre la que nos tienes metidas en esta urna, adornando el salón, pero esto no es vida. O muerte. Lo que sea, Alberto, lo que sea.
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Mi voto, Lola, infinitas lecturas las que ofreces en el micro. Suerte
Tremendo este Alberto, vaya personaje, coleccionando cenizas de sus amantes muertas, incapaz de aceptar sus triunfos, ni las discrepancias, ni que no quieran convivir con él, que solo desea tenerlas cerca, en esa casa de los horrores.
Un terror cotidiano bien contado, Lola, con final inesperado.
Un abrazo y suerte
Un relato»terroríficamente» bueno. Te deseo mucha suerte y te envío mi voto. Un saludo.
Me reprobación a ese coleccionista de sus propios complejos. Y mi voto para este gran texto
Muchísimas gracias por vuestros comentarios y votos. Un abrazo, grande, grande. Y mucha suerte también para vosotr@as.
Los micros tienen que sugerir y este, Lola, lo hace excepcionalmente bien. Y con envidiable frescura.
Suerte.
Mil gracias, Manuel.
Abrazos.
Muy bien.
Muchas gracias, David.