Imagen de perfilDERECHO A DEFENSA

M.Salvador Muñoz 

Tras enfrentarse en frenética batalla, mis emociones y sentimientos habían tomado una decisión: la no renovación de mis votos sacerdotales. Estaba hastiado de defender a pecadores, de sentenciar las penas. Retomaría mis estudios de derecho y defendería el pecado ante el hombre.

Trabajo en un prestigioso bufete. Esgrimo mi retórica y mis punzantes silencios, perfeccionados durante años en el púlpito, ante miradas que siempre intentaron ver sombras en mi rectitud de vida.
Vivo bien, me codeo con la crema y la nata de la sociedad, acojo los placeres de la vida sin aspavientos, y no me despido de volver al sacerdocio si el todopoderoso insiste en llamar de nuevo a mi corazón.
Sentado en el porche de mi chalet con un buen vino bendecido por el tiempo, oteo el infinito. Sé que voy acumulando pecados en mi balanza, pero estoy convencido de que llegado el momento sabré defender mi alma.

 

+30

 

Queremos saber tu opinión

10 comentarios