M.Salvador Muñoz

Microrrelatos publicados

  • Confidencial

    El proyecto urbano, construir un lujoso hotel, quedó varado ante la intransigencia de la anciana a vender su vivienda.

    Es mi oportunidad, el bufete me ha elegido para intentar convencerla. Investigo su vida y averiguo que es una solitaria octogenaria a la que su marido maltrataba y que, por suerte, un día abandonó. Siento lástima, pero soy una persona resiliente. Si aproveché que mi novia me dejara para salir del armario, podré capear esta empatía que me paraliza.

    En mi tercera tentativa observo que, nerviosa, mira constantemente la pared del salón. Una idea se incrusta en mi mente, juego mis cartas y golpeo con los nudillos buscando una oquedad. Su respingo, su semblante, confirma mis sospechas. Le digo que la destrucción será total, el material de los edificios caerán por toneladas ocultando el pasado.

    Tras rubricar el contrato, nuestras miradas firmaron para siempre un pacto de silencio.

    | Marzo 2021
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 17

  • La demanda

    La nave extraterrestre orbitaba a cientos de kilómetros. Venían a reclamar lo que siempre fue suyo, el planeta azul.
    Tenían dos formas de conseguir su objetivo. Una era la invasión, pero amaban la paz y optaron por la segunda opción, la más eficaz: contratar mis servicios. Sabía que mi prestigio traspasaba fronteras, pero no interestelares. La causa motivó mi ego hasta el extremo de hacerla mía.
    Las pruebas, irrefutables, demostraban que en la primigenia, en una tierra yerma de vida, ellos inocularon la primera biomolécula. El tiempo hizo el resto. La sentencia fue inapelable, éramos arrendatarios y el contrato llegaba a su fin. Los magnánimos seres nos proporcionaron naves para facilitar nuestro acceso a otro planeta.

    Ahora, en este navío, camino de las estrellas, sé que la justicia ha triunfado, pero al observar las miradas de mis compañeros de viaje tengo la certeza de que no veré el nuevo mundo.

    | Julio 2020
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 23

  • El protector

    Soy un guacamayo escarlata. Deforestado mi hábitat, arrancado de la verde Amazonia, he acabado, cual residuo de vida, en esta sala de reuniones de un bufete de abogados estéril de afecto y de color. La soledad revuelve mi plumaje.
    Debaten sobre el desarrollo sostenible, aunque están destruyendo mi hogar. Hablan de justicia, pero yo soy un migrado forzado. En ese clima de hipocresía a veces me cuesta respirar.
    Observo sus disputas, sus codazos de poder, sus miradas de odio, sus miradas lascivas. La mayoría intentan hacerme repetir sus vocablos anodinos, yo les lanzo un gorjeo y observo sus sonrisas bobaliconas.
    Solo una persona me cuida, me acaricia, me habla. Es la presidenta, y pronto descubro que un complot se está tejiendo sobre ella.

    Hoy están todos reunidos, si firma el memorándum está acabada.
    Respiro hondo, doblo mi lengua y activo mi tráquea: «Firma no…, traición, traición». La rúbrica se detiene.

    | Octubre 2019
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 15

  • DERECHO A DEFENSA

    Tras enfrentarse en frenética batalla, mis emociones y sentimientos habían tomado una decisión: la no renovación de mis votos sacerdotales. Estaba hastiado de defender a pecadores, de sentenciar las penas. Retomaría mis estudios de derecho y defendería el pecado ante el hombre.

    Trabajo en un prestigioso bufete. Esgrimo mi retórica y mis punzantes silencios, perfeccionados durante años en el púlpito, ante miradas que siempre intentaron ver sombras en mi rectitud de vida.
    Vivo bien, me codeo con la crema y la nata de la sociedad, acojo los placeres de la vida sin aspavientos, y no me despido de volver al sacerdocio si el todopoderoso insiste en llamar de nuevo a mi corazón.
    Sentado en el porche de mi chalet con un buen vino bendecido por el tiempo, oteo el infinito. Sé que voy acumulando pecados en mi balanza, pero estoy convencido de que llegado el momento sabré defender mi alma.

    | Mayo 2018
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 30

  • TACONES LEJANOS

    Como abogado, estoy ante la constatación de que la igualdad entre géneros es una realidad. El juicio estaba presidido por una jueza, mi oponente jurídica era una prestigiosa fiscal, la guinda era el jurado, todo mujeres. Enseguida fui consciente de que era una señal del destino, un signo de libertad, la oportunidad de levantar la barrera a mis miedos, a mi vergüenza.
    Al día siguiente me desperté dispuesto a conciliar mi cuerpo con mi alma. Maquillé mi rostro, pinté mis labios de rojo carmín, perfilé mis ojos verde esperanza, me puse una peluca color caoba y, por último, aquel vestido que acariciaba mi cuerpo.

    Entré en la sala con mis tacones de doce centímetros martilleando el suelo al compás de mi excitado corazón. Esperaba de la concurrencia el veredicto de que realmente todos somos iguales. Mi defendido no acabó de verlo claro, y su semblante pasó de procesado a convicto.

    | Octubre 2017
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 38

  • CORAJE

    Todas las variables se hermanaban para que se convirtiera en un maleante. Nacido en una barriada marginal, maltratado por sus padres, ninguneado por el mundo. En el colegio su baja estatura propició que le llamaran Taburete, sus compañeros se burlaban y le acosaban. La soledad le arrastró a que abrazara la seguridad de los libros, con ellos lucharía por su vida. La presunta víctima se reveló y forzó el incumplimiento de su destino.

    El tiempo ha pasado como un huracán por su vida, y hoy, Taburete, ocupa una silla como magistrado en el Tribunal Constitucional.

    | Julio 2017
     Participante
     Votos recibidos por la Comunidad: 17