Imagen de perfilLa eterna búsqueda

Borja Quero 

El titular del periódico le había golpeado como una bofetada gélida. De nuevo aquella sensación del agónico desasosiego le atenazó el espinazo. ¿Quién baraja las cartas? Era la eterna pregunta. La ansiedad de conocer si existía un verdadero equilibrio se volvía insoportable. Cada vez con más frecuencia todo parecía obedecer a una justicia digital, de esa que se otorga a dedo. Pero no se trataba del dedo providencial con el que la dama de la venda y la balanza apuntaba su mano libre. Ojalá pudiera ella, siempre imparcial, dispensar su juicio sumario a cuantos lo merecían. Era el dedo interesado que sabe muy bien a quién señala.
Que terrible momento para una crisis de fe, el día del discurso ante los recién colegiados. El Decano caminó hasta el atril y observó a los presentes. Recogió sus dudas en un rincón de su cabeza y les dijo: «No os rindáis nunca»

 

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