HUIDAS
LOLA SANABRIA GARCÍAHace calor. Ni una brisa ligera que mueva las ramas y traiga el olor del jazmín y el cardamomo, el del sudor del animal en la carrera. Pero el legado de mi pueblo pone alas en mis pies. Rememoro. Ella se mueve como gacela bajo el baobab. El ritmo lo lleva dentro. Echamos los malos espíritus entre danzas y besos.
Ya estoy cerca. Lo conseguiré. Sobrevivir para empezar una nueva vida. Ese es el plan. Estudiar abogacía. Halima y Ajani. Los dos juntos para defender a nuestra gente. El dulce olor a sangre derramándose en la tierra se acerca. Él lucha por alcanzarme, aun herido. Yo por ponerme a salvo en nuestra aldea.
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En la parte privilegiada del mundo a la que pertenecemos no apreciamos lo difícil que es la vida para otras personas, a las que el azar ha colocado en otro lugar. La supervivencia en ciertas zonas y momentos es toda una proeza, que se quintuplica, como poco, cuando, en contra de todas las circunstancias, no solo siguen adelante, sino que luchan, con la mejor herramienta posible, la única que debería existir: la formación y la educación, por cambiar las cosas, no solo su propia existencia, también la de los demás.
La historia de una huida hacia adelante que conmueve la conciencia.
Un abrazo y suerte, Lola
Totalmente de acuerdo. Para poder tener acceso a una formación, hay personas que tienen que vencer muchos obstáculos.
Un abrazo grande y agradecido.
El reconocimiento a la lucha por un sueño y a la determinación. Mi voto. Un abrazo
Muchas gracias.
Abrazos.
El instinto de supervivencia a veces podría ir de la mano de un deseo ávido de conseguir algo en vida, algo que queda aún por hacer. Es hermoso y poético cómo consigues trasladarme a África en tu primer párrafo. El segundo párrafo culmina un micro brillante. Enhorabuena, tienes mi voto. Un saludo.
Muchas gracias, Francisco Javier.
Saludos con beso.