Imagen de perfilEl juego

JUAN PEDRO AGÜERA ORTEGA 

Disfruto compartiendo mi legado con las jóvenes pasantes de mi bufete. Recién salidas de la carrera, pululan por la oficina como un animal asustado. A primera vista parecen tímidas, pero no me engañan: ávidas de triunfo, sueñan con grandes casos y están dispuestas a todo para conseguir el éxito. ¡Bien lo sé yo!
El juego suele comenzar con una dulce mezcla de miradas y sonrisas, una predisposición infinita y unas ganas de agradar que atraviesan la cristalera de mi despacho. Después, se hacen las encontradizas, hasta que escojo una para que me asista en un caso. Le exijo lo indecible, la exprimo hasta el ensañamiento y, cuando el juicio se acerca, la invito a cenar.
Durante la velada, su intento de seducción me divierte, hasta que la incauta comprende que su jefa solo la estaba poniendo a prueba, que los atajos solo desaprovechan oportunidades… y el juego vuelve a empezar.

 

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