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Jerónimo Hernández de Castro 

Es natural. Con los años se pierde la energía que en la juventud es preciso moderar, pero la pesadumbre ante tantos anuncios de juristas on line, o la plaga de bufetes de planta baja a pie de calle se apoderó de él al fin. De pronto, percibió en toda su crudeza que, cuanto más asequible fuera el próximo trabajo que aceptara, mayor serían las posibilidades del cliente de optar a una alternativa más económica.
La idea para renovar sus ánimos se le ocurrió cuando sucumbía quejumbroso al sino inexorable de los abogados de su edad. Entonces, descendió al caudal profundo de sus largos años de experiencia, de triunfos y fracasos, de caídas periódicas para levantarse siempre, y encontró una solución.
El consultorio que dirige, en la planta noble de un céntrico edificio, tiene la agenda ocupada los próximos meses. Sus clientes se parecen muchísimo a él.

 

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