ALGUIEN
ANA Mª GARCÍA YUSTEHabía algo especial en la tierra cuando mi padre la cogía entre sus manos y desmenuzaba los terruños, quitando malas hierbas.
-¿Qué quieres ser de mayor?- me preguntó.
-Igual que tú, agricultor- respondí con orgullo, aunque sé que en su interior algo se removió.
-Vivir de la tierra da dignidad, pero poco dinero- arguyó triste-. No, tú serás alguien, no como yo- me fue imposible entender que se creyera tan poco, cuando para mí él lo era todo.
Cincuenta años han pasado. Desde mi despacho de abogado cierro un expediente acabado, bajo la persiana y respiro por última vez el aroma que dejan los pliegos de condenas, absoluciones y los recuerdos de conciliaciones en mi vida privada insoportables de encajar. Celebro mi almuerzo de jubilación y luego conduzco hacia el labrantío que heredé de mi padre; no sé por qué, pero es allí donde me siento alguien de verdad.
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Muy bonito.
MI voto y suerte.
Gracias, Pilar. Saludos
Hermosísimo canto a lo que de verdad importa. La sencillez y la esencia como puntos de equilibrio cada vez más necesarios. Todo ello en un relato brillante, tan emotivo como bien escrito. Enhorabuena, mi voto y un saludo.
Gracias y saludos a ti también.
Es bonito tener un lugar donde poder sentirse uno mismo, aunque haya que esperar casi toda la vida para zambullirse en él. Disfrútalo, tocaya.
Un voto y mil besos.
Mil besos y un saludo también para ti.
Qué importantes son nuestras raíces… Buen relato, tienes mi voto.
Un abrazo.
Gracias, Alberto. Un saludo