Vivienda salomónica
Ernesto Ortega garridoVivíamos en un apartamento del casco urbano que compramos a medias. El material con el que intentamos construir la convivencia fue el amor, pero los celos y la desconfianza se instalaron en casa y, ahora, ninguno de los dos quería marcharse de la vivienda ni vendérsela al otro.
Así que, tras largas negociaciones, un juez nos ha obligado a trazar, en una sentencia salomónica, una línea que atraviesa la cocina, dejando dos hornillos a cada lado, continúa por el salón, partiendo la mesa del comedor por la mitad, y finaliza en el dormitorio, dividiendo la cama, y el piso, en dos.
Como ninguno quiere ceder y somos unos resilientes, cada uno cena en su parte de la mesa y duerme en su lado de la cama, sin invadir casi nunca el espacio del otro. Pero, a veces, amanecemos abrazados y, aunque tenemos dos baños, esta mañana nos hemos duchado juntos.
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La sentencia salomónica de este juez ha sido más sabia de lo que en un principio pudiera parecer. De entrada, resulta tajante, también equitativa, aunque dados los precios de la vivienda no es tan extraño algo así en nuestros días, como tampoco lo es que al final se imponga la reconciliación, aunque solo sea por aquello de que el roce hace el cariño.
Echaba de menos tus letras, Ernesto.
Un abrazo y suerte
Salomónicas son también las columnas retorcidas y enredadas, como lo están, en el fondo, los protagonistas de tu micro.
Mucha, y buena, suerte, Ernesto.
Me ha gustado mucho tu historia salomónica, felicidades!
Mi voto y mucha suerte!
Un abrazo de leona :)
Me encanta tu relato Ernesto, sobre todo el final. Demuestra que nunca hay que dar las cosas por perdidas, y eso es esperanzador.
Mucha suerte.
Me parece que esta pareja va a seguir así por mucho tiempo. Me ha encantado cómo va fluyendo la historia, dentro de ese equilibrio tan difícil de conseguir.
Esta historia pinta bien, pero cómo podría ser de otra manera si la has escrito tú.
Muy chulo, Ernesto, ¡ahí va mi voto!
Ernesto una sentencia muy original con unas consecuencias quizás no tan imprevisibles cómo cabría esperar. La necesidad es un estímulo muy poderoso…. Mi voto y mucha suerte. Enhorabuena!!.
Tus historias de amor y desamor son tu sello particular. Lo bordas.
Un abrazo con mi voto.
¡Suerte!