Imagen de perfilEl libro

Paloma Hidalgo D 

Más que los cambios físicos, lo que peor llevaba mi padre de esta vejez impuesta por decreto, como él decía, por ley de vida, era afrontar que los lapsus que iban apareciendo en su memoria, no fueran algo efímero. Se apuntó a todo tipo de terapias, estimulación cognitiva, tratamientos con perros, musicoterapia, con el fin de proteger sus recuerdos, pero poco a poco dejó de regalarnos, en las sobremesas de los domingos, los relatos de esas experiencias apasionantes que contaba tras toda una vida dedicada al turno de oficio. Esas vivencias que fui recopilando en un libro, en forma de cuentos, para que sus nietos, en proyecto entonces, pudieran conocer lo que me impulsó a seguir sus pasos, y a convertirme en esta abogada a la que llaman mamá, la que siempre intenta llegar a tiempo de leerles uno antes de dormir, aunque no siempre lo consiga.

 

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