Imagen de perfilOtra oportunidad

Marta Trutxuelo García 

Contempló la estancia tapizada de libros, aquella magnífica biblioteca: su prisión. Había sido condenada al privilegio de disfrutar del saber de los eruditos. ¿Condena o quizás oportunidad? Había estudiado Derecho, la única condición que le impusieron sus padres a cambio de satisfacer todos sus caprichos. La niña mimada que lo conseguía todo, incluso lo que no podía tener. Se tocó la muñeca, podía haber sido peor, pero sabía que habían perdido la confianza en ella. Un descuido, un olvido, un despiste. Así lo definió ella, a pesar de conocer el alcance legal de su acción, pero así se lo hizo entender al juez. Volvió a mirarse la muñeca y suspiró con una sonrisa socarrona; el capricho de robar un collar le llevó a lucir aquel brazalete electrónico; arresto domiciliario por hurto, por ser la primera vez; tenía 70 días para reflexionar entre aquellos libros. Otra oportunidad.

 

+10

 

Queremos saber tu opinión

4 comentarios

  • Marta, hay que aprovechar las oportunidades que nos ofrece la vida y, como no podía ser de otro modo, los mundos infinitos y paralelos que nos muestran los libros.
    Qué bonito!, sin desmerecer a tus micros anteriores, éste es el que más me gusta.
    Ojalá que la suerte te acompañe.
    Besos grandísimos de esta compañera de blog.
    Muaaak.

     
  • Hola, Marta!!
    Menuda prisión de papel, de historias, de libros.
    Como bien dices en tu relato: «condenada o quizás oportunidad». Una condena de niña rica y caprichosa. Cómo me ha gustado esa imagen que nos ofreces reflejada en su sonrisa socarrona… por el capricho de robar (alucinante).
    Un capricho de relato!!!

    Un besazoooo, Marta!

     
    1. Hola, Eduardo,

      Pfff… gracias por incluirme en ese trío, pero es más bien un tándem… no llego a tanto… mis pobres musas andan como el perro y el gato sin decidirse a darme una idea para el relato de ENTC, je, je…

      Me alegro de que te haya gustado!
      A ver si te leo a ti también, eh?
      Abrazos y besos!!
      Marta