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ÁNGEL SAIZ MORA 

Todos pensaban que su inexplicable relación estaba abocada al fracaso. Él, de pocas palabras y muy organizado. Ella, extrovertida y caótica, deseosa de cambiar el mundo, empeñada en proteger el planeta de la degradación ambiental.
Finalizados los estudios de Derecho se anunciaron como Sánchez & Sánchez, abogados especialistas en delitos contra el ecosistema. Pocos apostaban por dos recién graduados sin experiencia.
Él tenía un talento natural para la redacción de demandas, alegatos, recursos y demás escritos procesales. Ella era persuasiva con su dialéctica a la hora de alcanzar acuerdos o en la vista oral.
Muchos habían predicho, cuando decidieron adoptar niños africanos y asiáticos, que ya no podrían pleitear contra empresas contaminadoras. Sus pequeños, un ejemplo de diversidad, lejos de ser impedimento, fueron otro acicate para luchar por un mundo sostenible.
Los agoreros presumían de conocerlos cuando aparecieron en la portada de la revista Time.

 

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