Imagen de perfilSoberanía y equidistancia

Juan José Castillo Peñarrocha 

Presa de una profunda melancolía, es ya incapaz de disfrutar de la autoría del más bello poemario jamás escrito. Abate al rey el inalcanzable nivel de los logros de su padre: matador de gigantes, como pastor; edificador de templos como monarca.
Conmovido ante tamaña tristeza, alienta el letrado mayor a su señor, aseverándole que la más trascendente tarea de un rey estriba en defender la justicia e impartirla entre su pueblo.
Le proporciona una mágica loción, adquirida a un mago por una bolsa de monedas, que complementará su incuestionable sabiduría con la virtud de una estricta equidistancia.
Convence al soberano no el medio, sino la finalidad.
La víspera del Sabbat, contempla tras los cortinajes, temblando, la escalofriante escena de dos mujeres disputándose entre alaridos la maternidad de un niño.
Ataviado con negra túnica y despojado de corona, irrumpe Salomón, con decisión, en la sala de audiencia.
También en la Historia.

 

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4 comentarios

  • Me permito discrepar, Juan José. Salomón es admirable por sus poemas, por dar nombre al Templo y hasta a un tipo de columna… Pero como juez… En ¿Una sentencia ejemplar? (Septiembre de 2017) valoré jurídicamente su famosa resolución. Eso de justicia salomónica es una postverdad.

    Es broma. Divertimento literario. Fue un grande. Hasta su nombre está en aumentativo.

    Mi apoyo y suerte, Juan José.

     
  • Admirado Manuel: Touché. Estoy planteándome seriamente incorporarte a mi plantilla de personajes ilustres: Asusta tu nivelazo.
    A ver como salgo airosamente de ésta…
    Mi Salomón anda tocado. Su mayor e indudable logro, el ligue con la morenaza reina de Saba se ha ido al traste. Ni Cantar de los Cantares ni gaitas le han valido.
    Mira de soslayo y con preocupación paternal la megamelena «Page/Plant/Led Zeppelin» que le costará a su guapo hijo Absalón su único, serio y definitivo disgusto en el primer encontronazo que tenga con sus aguerridos vecinos. Y aún no se ha enterado que a su padre David lo encarnará en el cine nada menos que Richard Gere. He evitado presentarle como el fundador del derecho de familia como afirma algún wiquipedista. Y en cuanto a la columna salomónica seguro que fue un invento de algún filisteo prisionero. Le queda su juicio. Dejémosle disfrutar y que no se remueva en su tumba. No sea cosa que reinvada Gaza.
    Es puro divertimento literario, como dices, y te agradezco cada comentario, siempre cargado de afecto, que me dedicas.
    Buena suerte fenómeno.