Imagen de perfilHECHOS, NO PALABRAS

Amparo Martínez Alonso 

Dicen que el dolor, la decepción, el fracaso… te marcan. Pero a mí, lo que realmente me marcó fue tu tatuaje, tu vocación a flor de piel. Nunca imaginé que un joven abogado cobijaría el lema que iba a cambiar mi vida.

Todo comenzó tras aceptar una apuesta: “A que no te atreves a quitarle la cesta a esa vieja”. No me lo pensé dos veces. Era un reto fácil para un chico de la calle: dar un tirón y echar a correr con el botín. Pero aquella anciana, aferrada a su posesión de mimbre, desparramó por tierra cada uno de mis planes, sentenciando la fecha de caducidad de mis correrías.

Hoy estreno puñetas sobre mi toga y, como entonces, aquella leyenda de tu muñeca, “Res non verba”, continúa iluminando mi camino. Por eso, en cada juicio trato de volver del revés algún caso perdido, como tú hiciste conmigo.

 

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