Equivocarse

Maite Jiménez Carrasco 

En una sala del palacio de justicia forrada de madera y olor a rancio se reunen la cordura, la mentira, la hipocresía y la esperanza. Qué empieze el espectáculo! Pudiendo ser poeta me he dedicado a la abogacía. Nadie me dijo que fuera fácil la defensa de criminales con balas de plata, pederatas disfrazados de directores de campamentos, asesinos confesos, violadores de lo opuesto, dictadores sanguinarios vestidos de padres respetables, terroristas cobardes, amas de casa despechadas y otras causas perdidas. Juicios morales, juicios paralelos, juicios justos, juicios lejanos. Me creo las mentiras y fantaseo con las realidades. Es muy fácil engañar y matar las ilusiones de las partes dolientes. Siento haber ganado, pero más siento saber que pude hacer menos y no lo hice. Ahora sufro estrés y el Síndrome de fatiga crónica que dá la hipocresía; sólo me queda una salida: Voy a intentar salvarme a mi misma.

 

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