Eduardo Martín Zurita
@eduardo-3
Activo hace 6 años, 3 mesesMicrorrelatos publicados
LOCADEMIA DE ABOGACÍA II
«¿Taburetes, en lugar de pupitres, para impedir la relajación? Concurren otros incumplimientos. Menos estampas de San Raimundo de Peñafort por las paredes y más estar al corriente de las actividades de los alumnos. Tenga la seguridad, señor mío, de que hemos investigado a fondo. Ha sentado las bases, sin pretenderlo quizá, con sus incuestionables preparación y sabiduría, para que el más avieso de los piratas informáticos saboteara miles y miles de ordenadores, y para que hiciera de las suyas el urdidor de ingenierías financieras en los tejemanejes con los paraísos fiscales. No le extrañe que lleven semanas sin venir a clase esos maleantes nada presuntos. Traigo una orden de clausura y desalojo de la academia, la del microrrelato de abril de 2015. En cuanto a usted, señor director, ya se depurará su responsabilidad. Y... ¡hop!No ponga esa cara, que soy su alumno número tres con una máscara de látex».
| Julio 2017
Participante
Votos recibidos por la Comunidad: 29SALA DEL TRIBUNAL SUPERIOR DE LO FANTÁSTICO IMAGINATIVO DE LA GALAXIA QUIMERUS XYZ
— Nunca le procesaron.
— Qué pinto aquí. ¿De qué se me acusa?
— Lo sabrá. Someterse a juicio, le consta, no es tan terrible.
Otro de los jueces aventuró:
— Pruebe a testificar. Defiéndase.
— ¿De ustedes? Y la inadmisión acto seguido. Reclamo mi derecho a la asistencia letrada.
Intervino el presidente:
— ¿Qué hacía sobre las quince de ayer?
— Dar una cabezadita.
— Ya, pero sin abrir en absoluto la caja de los sueños, ¿me equivoco? Ni de madrugada. Considerando que ese es el problema. Resultando que cabe perfectamente una interpretación alquímico-humanista de la norma, visionaria, lejos de su letra, benéfica como los ultrasonidos, tome nota del fallo: Debemos condenarle y le condenamos, cartesiano, condenado abogado terrícola, a que, antes de dormirse, lea Las mil y una noches. Fiscal Abductior—: Homologo la sentencia.— ¿Algo que alegar, letrado Legiórbitus?—: Bastaría con la mitad más una de las páginas.| Octubre 2016
Participante
Votos recibidos por la Comunidad: 7ABOGADO EXPONENCIAL
Un infalible abogado me libró de una hecatombe. Agradecido, estudié Derecho con el objetivo, marcado por la pasión, de ser útil a la gente. Así, mientras me entrevisto con el presunto envenenador de especias, en aquella aldea anacrónica, repaso, en el bufete, la tarifa de los recibos de la luz de mis clientes.Tan pronto estoy interponiendo demandas, con el arsenal electrónico, como me encuentro en un juzgado de lo penal, en otro de lo contencioso-administrativo y, al mismo tiempo, en uno de lo civil. Carezco del poder de desconectar. Durante alguna que otra vista bostezo, doy una cabezadita y su señoría me despierta amable, todo indulgencia.
Mullo cuidadoso la almohada. Cierro los ojos. Cuento normativa. Pero no se me va de la cabeza la manera de defender los derechos del pueblo esquimal frente al galopante cambio climático. Con la injusticia como blanco y las ojeras al hombro, soy feliz.
| Septiembre 2016
Participante
Votos recibidos por la Comunidad: 16VACACIONES MENTALES
Elegir el modelo de maillot: a flores, a rayas o liso y plantarse en cualquier playa, con bandera azul, sin otra pretensión que tumbarse en la arena para ponerse moreno; incorporarse y dar un sorbo al refresco y saborear esas crujientes patatas fritas; pasear la percha de abogado defensor y hacerse cargo de lo que la raza mejora, contemplando a las bañistas; zambullirse en el agua, bucear fascinado por los colores del fondo marino, nadar a mariposa, como en los tiempos de estudiante; salir y sacudirse lo mismo que un perrillo. El yodo, la brisa, disponer del tiempo para poder ir uno a su bola...
Todo eso está muy bien y resulta salutífero, pero no es para mí, Ulises surcando mares y océanos en busca de su Ítaca jurídica. Los repertorios de jurisprudencia y legislación están ahí, ajenos a las vacaciones judiciales, como sirenas a cuyos cantos no puedo sustraerme.| Agosto 2015
Participante
Votos recibidos por la Comunidad: 1LOCADEMIA DE ABOGACÍA
La crisis me apartó del bufete y decidí abrir una academia para ayudar a futuros picapleitos, complementando el programa de la facultad; mi pan, la Secundum Legem. Mi experiencia como abogado y un brillante expediente académico me ayudaron con el temario. El informe de los alumnos matriculados resultaba alentador: soñaban con ser Perry Mason. Hoy era el primer día del curso.
Llegó el primero y dijo:
- En interés general pido que se suspenda la clase: abajo hay obras. Vaya, repuse, un fiscal.
- Es tarde, profesor, y acuso al mundo del colapso en que se encuentra el tráfico- dijo el que entró al aula a continuación.
Pensé: esto se tuerce, el fiscal jefe.
Y cuando me subía por las paredes, apareció el tercero, con hora y media de retraso y la foto que le solicité hace más de una semana. «Pase, señoría...» le dije entre esperpénticas reverencias y cuchufletas.| Abril 2015
Participante
Votos recibidos por la Comunidad: 7