Armando Cuevas Calderón

Microrrelatos publicados

  • CIUDADANO CERO

    Nunca dejó de ayudar a sus padres, ni siquiera mientras preparaba las oposiciones. Por las mañanas vendía pan y leche en la pequeña tienda familiar, y por las noches iba a la academia. Hasta que por fin llegó el esperado momento y se convirtió en juez de primera instancia.
    "Sé justo, hijo", le dijo su padre antes de abrazarle orgulloso.
    Y eso trató siempre, incluso aquel día.
    Primero estudió el informe antes de aprobar el programa de actuación, y luego dictó la orden de desahucio ajustándose a derecho, por supuesto.
    A la mañana siguiente no fue a su despacho. Callejeó hasta que descubrió el tumulto. Entonces, con paso firme y haciéndose sitio entre los policías y los vecinos que allí se encontraban, sacó una cadena y se amarró a la reja de una ventana, junto a la pareja de ancianos a medio vestir que lo miraban agradecidos.

    | Abril 2015
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  • Cuestión de roles

    La respuesta que obtuvo del acusado fue tan impredecible como los fenómenos atmosféricos.
    —Entré en el asilo a buscar a mi padre.
    —¿A las cuatro de la mañana y saltando la tapia? —preguntó el fiscal.
    —Salgo tarde de trabajar.
    —Ya. El caso es que cuando les detuvieron, su padre llevaba una bolsa repleta de joyas y dinero que pertenecían a sus compañeros.
    —No puedo con él, lo coge todo —dijo el acusado abriendo los brazos.
    El juez miró al fiscal, luego al techo, y ante las risas de la sala propuso un breve descanso.
    El anciano padre sacó entonces un calendario del bolsillo y mostrándoselo a su hijo le dijo en voz baja.
    —Si seguimos haciéndonos tú el listo y yo el tonto, para el Día de la Madre estamos en casa.

    | Enero 2015
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