Imagen de perfilCuestión de roles

Armando Cuevas Calderón · Madrid 

La respuesta que obtuvo del acusado fue tan impredecible como los fenómenos atmosféricos.
—Entré en el asilo a buscar a mi padre.
—¿A las cuatro de la mañana y saltando la tapia? —preguntó el fiscal.
—Salgo tarde de trabajar.
—Ya. El caso es que cuando les detuvieron, su padre llevaba una bolsa repleta de joyas y dinero que pertenecían a sus compañeros.
—No puedo con él, lo coge todo —dijo el acusado abriendo los brazos.
El juez miró al fiscal, luego al techo, y ante las risas de la sala propuso un breve descanso.
El anciano padre sacó entonces un calendario del bolsillo y mostrándoselo a su hijo le dijo en voz baja.
—Si seguimos haciéndonos tú el listo y yo el tonto, para el Día de la Madre estamos en casa.

 

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