Imagen de perfilNo Encuentro Albañil

Pedro Eusebio Moya García · Albacete  

En el contrato sólo decía que mi empresa debía finalizar la reforma, no había ninguna cláusula
especial que admitiera tal barbarie. Cuando le pregunté al dueño del piso por qué los demás
albañiles se negaban a trabajarle, me respondió que eran unos vagos y unos caguetas y me
condujo al cuarto del fondo que, francamente, olía fatal. Al encender la luz, vi a un señor trajeado
que colgaba de una soga atada a una viga del techo. Ese loco me dijo que el ahorcado era su
abogado. Lo mató para poder decir con propiedad aquello de «habla con mi abogado, el que tengo
aquí colgado». Por si esto fuera poco, en un rincón vi a varios constructores apilados ya cadáver.
Obviamente, le dije que haría la obra para no terminar igual y cuando me preguntó por cuánto
tardaría es cuando tuve que matarlo. No le gustó mi plazo, señor inspector.

 

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