La sombra
Amaya Moral Ortega · Madrid–Nos están robando el sol –dijo el niño entrando precipitadamente en su despacho.
–¿Cómo has entrado aquí? –preguntó la abogada perpleja–¿Cuántos años tienes?
–El derecho a ver el sol debería ser un derecho de todos –respondió él taciturno, evitando revelar su edad.
Dio un paso al frente; ella se fijó en el tejido desgastado de la camiseta que llevaba y se preguntó si sería uno de los niños en riesgo de exclusión social que malvivían en las chabolas cercanas.
–Antes jugábamos siempre al sol, pero los mayores han construido un enorme rascacielos junto a la plaza –afirmó acaloradamente levantando la mano para escenificar la altura del edificio–, y ahora nunca está visible. Queremos «reservar» nuestro derecho.
–»Preservar» –corrigió de manera automática la abogada.
Sintió entonces una vergüenza profunda. Ganaba mucho dinero, tanto que había podido permitirse comprar un piso en la planta 49.
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En este caso no se cumple eso de que «buena sombra le cobija».
Para pensar.
Un saludo, Amaya
Creo que en algún punto, ese niño dijo lo que muchos pensamos, pero callamos porque somos adultos. Felicitaciones. Mi voto. Saludos.
La ingenua petición de un niño nos hace ver a todos cuántas sombras estamos dando y cuánto sol estamos quitando sin ni siquiera darnos cuenta. Mi voto y suerte.