Imagen de perfilEL GRAN REEMPLAZO

LUIS DARÍO GRAGERA LÓPEZ 

Al despertar, la IA continuaba allí, programada para vigilar la idoneidad de sus sueños. Su salud mental estaba en entredicho desde que acusara al SIROBA (Sistema Robótico de Acceso) de contener algoritmos antiéticos. Muchos ciudadanos, de determinada edad, habían quedado fuera de los muros de la ciudad cuando se decretó el estado de alarma por tsunami, acabando engullidos por el mar. Así, sostuvo que, el SIROBA, lejos de proteger a la población en su conjunto, estaba diseñado para, en caso de tragedia potencial, sacrificar a los ancianos; que era insostenible moralmente eliminar a parte de la humanidad para garantizar el desarrollo, ante los embates de un deshielo acelerado por décadas de indiferencia frente al cambio climático, creyendo que la IA lo resolvería todo. Pero fue tomado por loco, juzgado y sentenciado a control onírico, encarcelado por un delito de Pesadilla Antisocial. Y no quedaba nadie para defender al último abogado.

 

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