Imagen de perfilMEMORIAS SENTIMENTALES

Francisco Murcia 

Breve e intenso, así es el primer amor, presente de alguna forma en el resto de nuestra vida. El amor duele y, el primero, duele siempre.

Cómo olvidar a Adolfo. Detallista, simpático, carismático, pero de esas mismas virtudes nacían sus defectos: oportunista, ambicioso y algo simulado. Tres años intensos, a veces demasiado.

El segundo, Leo, como todos los que vienen después de las grandes pasiones, fue efímero, unos meses con más penas que alegrías, un paréntesis antes de mi relación más larga, Felipe. Caminamos juntos más de diez años. Era un joven abogado laboralista, preocupado por los derechos de la ciudadanía. Cuando lo dejamos, era otra persona. Hubo más, pero ellos fueron los que más me marcaron. Ahora, cerca de mi cuarenta aniversario, empiezo con otro chico, guapísimo, del que aún no sé si es algo más que eso. Veremos si dura o es un amor de verano.

Firmado: Constitución

 

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