Imagen de perfilLA MIRADA

Manuel de Lorenzo Segrelles · Valencia 

Había llovido durante seis días y no parecía que fuera a descansar el séptimo. Alvaro ajustó su abrigo, se frotó las manos intentando conjurar el intenso frío e inspiró profundamente. Llevaba seis horas escuchando solicitudes de asilo, en la Oficina de ACNUR en la frontera. Todas iguales, todas distintas. Ante él, desfilaban colas interminables de personas, en su peregrinaje hacia el derecho a volver a empezar, con esa indeleble marca que siempre deja la guerra, con ese intenso olor de la derrota y la huída.De pronto, un niño se paró enfrente suyo, un brevísimo instante, alzando sus enormes y suplicantes ojos negros. Pura vida por vivir, pura vida incierta. Un sólo segundo, un momento eterno. Alvaro apenas pudo esbozar una sonrisa, lo despidió con la mirada y, siguiéndolo en la distancia, pasó suavemente los dedos por su mejilla húmeda. Había dejado de llover hacía un rato.

 

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