Imagen de perfilLOCURA TRANSITORIA

Almudena Horcajo Sanz 

Un mal día el fantasma del éxito me pilló desprevenida y me trastornó. Una sola idea se me fijó entre ceja y ceja: ganar dinero. Llevada por mi nueva situación mental, decidí dar un giro drástico a mi carrera. Dejé de ser abogada de causas perdidas, de batallar contra las injusticias, de defender a gente corriente…, y por dejar, hasta dejé de ser amable. Los nobles propósitos de cambiar el mundo quedaron sólo en papel mojado.
Mis nuevos clientes eran gente de dudosa reputación, pero de muy buena cartera. Para gestionar sus asuntos necesitabas, al menos, tener pocos escrúpulos. Con los bolsillos llenos, salté del piso al chalé, del utilitario al deportivo, de la cocina de puchero a la de fusión, de la microeconomía a la macroeconomía y, todo ello, sin red.
Gracias a Dios, tuve un momento de lucidez que aproveché para coger el dinero y salir corriendo.

 

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