Imagen de perfilEL CICLO DEL ABOGADO DE FAMILIA

Marina Verón Gálvez 

La primera llamada de la mañana es la más difícil de contestar, sobre todo cuando estás en mitad de negociaciones de convenios reguladores. Se torna en heroico salir victorioso del entramado de argumentos que el compañero concienzudamente expone en favor de su cliente sin titubear.

Tranquilo, el trance se supera con alguna que otra concesión y se solventa llamando al representado para exponerle muy cuidadosamente las variaciones a efectuar de la propuesta inicial, de la que en un primer momento no deseaba variar ni un verbo.

Trabajo de titanes que de lograrse, tras horas de conversación con tu patrocinado, conllevará un pequeño periodo de convalecencia en el que prácticamente querrás repudiar cualquier asunto relacionado con visitas, custodias y alimentos, pero se supera en cuanto vuelves a escuchar otra aparente situación irresoluble en el núcleo familiar.

Se lleva dentro, no lo puedes evitar. Se trata del ciclo del abogado de familia.

 

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