Imagen de perfilBAJO LAS MALAS HIERBAS

Ana Isabel Rodríguez Vázquez 

Aquí estoy, a tu lado, esta vez de forma irrevocable.
La esposa sumisa, a la sombra del victorioso opresor de verbo fácil y mente turbia.
La mujer temerosa de repudiar actos y contestar ofensas, castigada a silenciar las cicatrices, para evitar daños colaterales.
Aunque de nada sirvieron los silencios, ella siempre supo la verdad, me lo contó hace tiempo en una de sus visitas.
Dice que no puede perdonarte, le robaste a su madre, y su vida se ha convertido en una interminable convalecencia.
Mírala, por ahí viene. Estoy muy orgullosa de ella,es una gran abogada que defiende a las mujeres de hombres como tú.
Por eso te condena al olvido, dejando que tú nombre se oculte bajo las malas hierbas, y nadie puede reprocharle que solo ponga flores sobre mi lápida.

 

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