El día después

ANDRES D. MORENO MURCIANO · VALENCIA 

Amanece, el ámbar estalla en la ventana, me da esperanza. Me asomo. El calor a media llama, casi latente, reconforta mi rostro. Mi cuello se estira sobre el alfeizar para mirar hacia la playa, el chiringuito ahora está vacío, sin alma. Un verano más que toma el tren del tiempo, aún no se si tengo billete para el próximo. Miro al fondo del armario. La tercera vez en una hora. Veo mi vieja toga, raída, rozada por más de mil historias. Después de cuarenta años se merecía un descanso, quizá yo también. Quizá pase más tiempo en el chiringuito. Siempre presumí de pleitos ganados, razones jurídicas, justicias preservadas. ¡Qué ironía! Nada pude hacer en mi último arbitraje. La salud, mi esposa y los años se llevaron al armario a mi vieja amiga, a mi célula de identidad. La echaré de menos. Pero sale el sol, empieza un nuevo día.

 

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