CAMEO

AGUSTÍN MARTÍNEZ VALDERRAMA · GAVÁ(BARCELONA) 

El hombre se levanta del sofá cuando emiten anuncios. Abre la nevera y descubre dentro a Perry Mason. ¿A quién? A Perry Mason. Abogado, célebre, estadounidense… Perry esgrime una cédula de citación, le agarra del cuello y dice que come on, let´s go. El hombre intuye que es un sueño, pero obedece y deambula por un pasadizo que no tiene fin. A lo lejos, se vislumbra una luz. Perry lo empuja, y éste cae hasta dar con una silla. ¿Una silla? Una silla, en una tarima. El fiscal alega que es real; que no se trata de un ente de ficción, sin identidad. El juez, experto en arbitraje jurisdiccional, desestima la protesta y ordena al hombre que responda. Perry repite la pregunta. ¿Es cierto que la noche de autos discutió con Susan en el chiringuito de la playa? El hombre confiesa. Suena la sintonía y Perry sonríe. ¿Fin? Fin.

 

 

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