Un instante de evasión

M¡¦ Carmen Gómez Mirumbrales · Vitoria 

El abogado le había dicho que el caso iba a dilucidarse ante la jurisdicción civil ordinaria. El día había llegado. El juicio estaba en su punto álgido. Las partes expondrían oralmente sus conclusiones sobre todas las cuestiones que se habían tratado a lo largo del procedimiento. En el momento en el que el abogado defensor pedía la absolución de su patrocinado, se oyó una sirena. Miguel cerró lentamente el libro que le habían dado como premio por su buen comportamiento, los protagonistas del mismo se esfumaron, la sala judicial desapareció y volvió a su cruda realidad. Miró hacia arriba y vio la bombilla que pendía del techo. Allí estaba, tumbado en su catre estrecho, con ese catarro que no se le terminaba de curar. Su vida necesitaba urgentemente una reforma y se había propuesto llevarla a cabo. Pronto saldría de aquella cárcel y esta vez, sería para no volver.

 

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