DESCANSE EN PAZ
Almudena Horcajo SanzDon Leonardo fue un cliente más que peculiar. Era tan rico como aprensivo. Aunque se hacía un reconocimiento anual completísimo, al menor síntoma acudía corriendo al hospital. Nunca le encontraban nada, pero salía convencido de que le quedaban dos días de vida. Nervioso, me llamaba inmediatamente para cambiar el testamento que estábamos redactando; soltero y sin hijos reconocidos, dividió su fortuna en numerosos lotes que distribuía entre familiares, amigos e incluso conocidos. Yo, sentado al teclado, podía pasar horas moviendo lotes como si fuesen piezas de ajedrez. Sabiendo que no era amigo de debatir nada, me armaba de paciencia y, a todo le decía amén.
Falleció, de manera repentina, dejando un documento manuscrito en el que hacía donación de sus órganos a la ciencia y declaraba su voluntad de que el destino de todos sus bienes fuera el estudio de la enfermedad rara de la que estaba seguro que moriría.
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Bueno. Un destino para la herencia como otro cualquiera. Un abrazo y un voto.
Bueno. Al menos un destino coherente con su vida…ja, ja, ja… Muchas gracias y suerte con tu relato que me encanta.
Hay personas tan hipocondríacas que al final enferman de verdad.
Almudena, buen relato. Te deseo mucha suerte y te dejo mi voto.
Besos apretados.
Gracias Pilar, me hace mucha ilusión que te haya gustado.
Mucha suerte para ti también.
Besos
Un testamento ológrafo y una enfermedad inexistente, y sin designar la fundación ong o ente a quien se entregaría el caudal hereditario… Está claro que esa herencia se va a distribuir en minutas. Estupendo relato. Mi voto,
Está muy bien visto lo de las minutas. Muchas gracias, por tu voto y tu comentario tan interesante.
Un abrazo
El caso es que este hombre morir murió, y de manera repentina. Así que, quizá intuía que algo no andaba bien. O la hipocondría que sufría era bien poderosa… Me ha gustado. :-)
Gracias Nuria, desde luego llevas razón o una cosas u otra, las dos tienen sentido.
Un abrazo