MUROS DE SILENCIO
Javier Puchades SanmartinEn mi bufete siempre he intentado asistir a la gente más vulnerable, ya fuese en defensa de sus intereses o dando orientación a sus problemas legales. Con el tiempo, me he especializado en la búsqueda de personas desaparecidas de su entorno familiar. Cuando logro dar con el beneficiario de mi investigación, lo primero que hago es enviarle una carta. La de hoy me está costando escribirla. En sus párrafos finales dice: «Así como la hiedra se abraza a cada piedra, así me aferró a tu recuerdo. Me llamaban loca, que todo eran elucubraciones mías. La angustia me ahogaba cada vez que el musgo borraba tu nombre, aun sabiendo que no estabas bajo aquella lápida. He seguido luchando contra todos esos muros de silencio para demostrar que alguien te arrancó de mí. Hoy he despertado de esta pesadilla. Por fin, entre mis brazos podré decirte: ‘Te quiero, hija mía’».
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Bravo, Javier. Un relato excelente y emotivo como homenaje a todos los bebés robados. Merecen justicia y no caer en el olvido.
Te deseo muchísima suerte y te doy mi voto.
Besos apretados.
Pilar, muchísimas gracias por tus hermosas palabras y por tu voto.
Besos muchos.
Javier, un relato muy bueno y que toca un tema que falta por resolver en la sociedad española.
Besos y suerte.
Luz, mucha gracias por tus palabras.
Un beso.
Tu personaje, profesional de la abogacía, se especializó en buscar personas desaparecidas, incluso cuando nadie esperaba encontrarlas. Es fácil imaginar que en su carrera cosechó fracasos, pero también éxitos llenos de mérito, comenzando por su propia hija.
Suerte con esta original historia, Javier.
Un abrazo
Ángel, muchas gracias por tus acertadas palabras.
Un abrazo.
Tu protagonista no puede ocultar sus sentimientos al enfrentarse al encuentro con su hija.
Un historia que refleja de forma excelente esa vivencia.
Me ha encantado.
Un beso.
Alba, muchas gracias por tus palabras.
Un beso.
Mi voto.
Bien elaborado.
Mucha suerte.
Saludos
Muchas gracias por tus palabras y tu voto, Lourdes.
Saludos.
Una historia tan real, como la vida misma. El robo de niños ha estado y sigue presente en muchos lugares del mundo. Tu relato me ha recordado la lucha de las Madres de la Plaza de Mayo, incansables al desaliento. Mi felicitación y mi voto, que ya te otorgué hace días. Un abrazo,
Muchas gracias por tu comentario y tu voto, Francisco.
Un abrazo.
Hay que gritar a los cuatro vientos y que nuestras voces derriben esos muros.
Un abrazo, Javier.
Muchísimas gracias por tus palabras Margarita.
Besos.
¿Cuánto darían también algunas hijas (o hijos), por encontrar a sus madres biológicas? Enhorabuena Javier por este enternecedor relato. Un saludo y cuenta con mi voto.
Muchísimas gracias, José Manuel.
Un abrazo.
Mi voto y mi ánimo por esa carta inserta en el microrrelato llena de poesía.
Esteban, muchas gracias por tu comentario.
Un abrazo.
Relato genial, lleno de sentimientos.
Suerte.
Ana, muchísimas gracias por tus palabras.
Un beso.
Javier, tu relato cuenta una experiencia vivida por muchas personas en un pasado no muy lejano.
Escrito de forma excelente.
Besos.
Muchísimas gracias por tus palabras, Ester.
Besos.
Mucha suerte.
Me ha encantado tu relato, Javier.
Un beso.
Muchas gracias por tus palabras, Sandra.
Un beso.
Javier, un relato excelente, una denuncia de algo ocurrido y no juagado como se debe.
tu historia merece lo mejor.
Un abrazo.
Cada vez que te leo, Javier, me sorprendes, y en esta ocasión lo has logrado de nuevo con tu historia que a su vez es una denuncia. Enhorabuena.
Un abrazo.