Imagen de perfilLa extinción de los abogados

Ander Balzategi Juldain 

Lo vi al asistir a la inauguración del museo. Ante mí, tras el cristal, tenía la figura de cera de un homínido extinto, homo advocatus rezaba la inscripción. Mostraba a un hombre trajeado simulando una expresión circunspecta y sentado ante una mesa llena de papeles. Se le veía vulnerable. Junto a él una somera explicación. Homínido que existió cuando la sociedad requería orientación en el entramado normativo y cuando la defensa del ciudadano se realizaba presencialmente. Pobres homínidos, pensé, ahora no requeríamos de esos servicios, habíamos evolucionado y teníamos un algoritmo que nos hacía beneficiarios de un orden perfecto, sin conflictos que requiriesen la intermediación de nadie. Me apiadé de él. Al alejarme noté que me desplazaba como una marioneta, que unos hilos invisibles manipulaban mis movimientos. Inmediatamente comencé a gritar. Desperté sudoroso en mi oficina, aliviado de ver sobre mi mesa una maraña interminable de demandas y contratos.

 

+37

 

Queremos saber tu opinión

12 comentarios