El hombre cactácea
José Francisco Castro RomeroSe presentó en el despacho con un calcetín de cada color y con un cactus bajo el brazo. Traía los pelos y la ropa como si se acabara de bajar de un huracán. El turno de oficio depara sorpresas a veces muy agradables: me tocaría representar a ese hombre que habita la parada de autobús, el que cada mañana no olvida que los buenos días es derecho consuetudinario del ordenamiento jurídico que regula la organización de nuestra plazoleta. Transcurridos los primeros veinte minutos de la entrevista su aspecto desfavorecido se tornó en una indumentaria obligatoria para el que no sufre la miseria de hacer del tiempo una rutina que termina atragantándonos. Terminamos el asunto con éxito y pude librarle de una multa por hurto. La cactácea luce en la repisa del despacho y me recuerda que mis espinas conservan el agua de lo que soy.
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José Francisco, espero que tu protagonista conserve sus espinas y su esencia toda la vida.
Muy buen relato. Bienvenido. Te deseo mucha suerte y te dejo mi voto.
Besos.
Buen microrrelato, José Francisco. Buena historia. Me ha gustado mucho, te deseo mucha suerte y te dejo mi voto.
Un saludo.
Muy original y sugestivo tu relato. Muy buen comienzo en esta andadura en la que te deseo mucha suerte y te doy mi voto. .
Muy original y muy bueno. Lo de bajarse de un huracán me encanta. Enhorabuena. Mi voto y mucha suerte.
Muchas gracias por vuestros comentarios. Me alegro que os haya gustado. Saludos!